martes, 11 de diciembre de 2007

El viaje a las raíces (parte I)

Quería compartir con ustedes la emoción de haber cumplido un objetivo de este viaje a las raíces.

El sábado los Weimer (tres de ellos) nos embarcamos en el Gol y salimos hacia Larroque, buscando los rastros de mi bisabuelo, el famoso Don David Weimer.

Llegamos, dimos una vuelta por el pueblo, y ansiosos nos dirijimos al cementerio. Luego de un largo rato de buscar un poco desilusionados porque observábamos que muchas de las parcelas tenían la típica cruz de hierro trabajado o el típico "corralito" pero no tenían ninguna identificación... pero de pronto comencé a escuchar gritos que decían: acá está! acá está! y siendo que eramos los únicos seres vivos (ademas de 30 millones de pajaritos) no había duda mi viejo había encontrado a Don David!, en ese momento me acordé de lo que contaba Celso Unrein en la jornada de genealogía, la sensación es rara, felicidad, luego silencio y reflexión. No me pregunten porque, tal vez porque veníamos hablando de este momento hacía días, y hasta en el mismo viaje, pero cuando apareció el sepulcro, Guido, mi hijo de dos años, se recostó tiernamente sobre él con una sonrisa en el rostro, se me puso (pone) la piel de gallina, luego comenzó a reir y a saltar de alegría... "sangue non é aqua" (la sangre no es agua) dicen los italianos.

Hicimos las fotos de rigor, mis compañeros de trabajo me miran raro cuando nos veían abrazados riendo junto a una cruz con un corazón de chapa oxidado que decía David Weimer, QEP (se ve que se comieron la D de descanse) falleció el 11 de noviembre de 1943, ustedes saben lo que se siente...

Luego seguimos viaje a Santa Anita, a la fiesta de la Trilla que estuvo bárbara.

Bueno, quería compartir eso con ustedes, espero que lo lean.

Un abrazo, Martin

No hay comentarios: